Una entiende que corren tiempos difíciles y que poner en funcionamiento una nueva editorial no supone pocos riesgos. Pero si de ahorrar se trata, no sé si hacerlo a costa de los revisores o los traductores supone un buen negocio. Viene esto a cuenta de las ¡45! -ahí es nada- faltas de ortografía que presenta esta su primera edición. Al margen de un bricolage a la francesa -que debiera haber aparecido en cursiva o en la más castiza forma de bricolaje-, que casi es lo de menos, se derivan todas ellas del sorprendente desconocimiento por parte del traductor de que los pronombres y, sobre todo, los adverbios interrogativos, llevan tilde aunque la interrogación sea indirecta. A ello se suman además alguna que otra traducción un tanto chirriante como “la risa que le hacía su propio chiste” y una errata disculpable en que se lee “Jonjo” en lugar de “Juan”.
No sé a Vds., pero cuando yo estaba en el colegio a mí me sobraban los dedos de una mano para contar las faltas de ortografía que se nos toleraban, así que me parece indignante que un traductor profesional se permita tales “descuidos” y, aún más, que no hayan sido detectados por nadie en la editorial. Así que, aunque sea ya tarde, escribiré a Duomo con una nómina de las faltas que deben corregir con vistas a una eventual segunda edición que, espero, haga justicia en lo formal a la entretenidísima novela de William Boyd.
4 comentarios:
Estoy de acuerdo con el comentario de Ceci del 12/04/2010 acerca de las faltas de ortografia en la traducción de "Tormentas cotidianas". Yo diría que no han repasado la obra antes de salir a la venta. Por lo demás, es la primera novela que leo de este autor y me la he tragado en cuatro días, me ha gustado el personaje del protagonista que creo está bien consotruído y la trama en si.
Ciertamente llaman la atención y si no lo hacen, mal asunto. La verdad es que en esta ocasión Duomo no ha estado a la altura que merece el autor.
Por otro lado, si le han gustado estas "Tormentas cotidianas" de William Boyd disfrutará también de su anterior thriller, "Sin respiro", que tiene el regusto de las mejores películas clásicas sobre la resistencia antinazi.
Su novela más redonda es, sin embargo, "Las nuevas confesiones", una magnífica revisión del siglo XX, el siglo en que se precipitó la historia.
Un saludo, Anónimo
Querida Cecilia:
Me he dado uan vuelta por tu blog, y me ha gustado muchísimo. ¡Enhorabuena!
Es escandaloso lo de las traducciones. Lo que yo sé es que los traductores profesionales tienen un coste que, por ahorrar, no pagan las editoriales. Han surgido traductores aficionados que colocan una página en internet y se ofrecen a las editoriales. Estos "traductores" cobran mucho menos y dedican, claro, menos tiempo a su trabajo. Lo peor es que la editorial no lee, luego, lo traducido.
un beso corto.
Querido Sr.Cortés,
muchas gracias por la visita y por el comentario. Siempre es un placer recibir nuevas visitas. Bienvenido.
Y sí, sí es vergonzoso. Es una cuestión de responsabilidad y de ética: del traductor, por supuesto, pero también de la editorial, que al fin y al cabo es la que queda en entredicho al estropear así el trabajo de William Boyd. A nosotros nos queda el derecho y el deber del pataleo.
Un afectuoso saludo
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