lunes, 5 de abril de 2010

LA VIDA FÁCIL (RICHARD PRICE)

Entiendo su necesidad y, si me apuran, su inevitabilidad pero no me gustan los reclamos de los que habitualmente se sirven en las editoriales para vender una novela. Suelo tirar las cenefas y no hago demasiado caso a los reclamos de portadas y contraportadas. Ya saben, aquello de “Si te gustó El nombre de la rosa, te apasionará...” Y es que el resultado no suele estar a la altura de las expectativas. De vez en cuando, sin embargo, los exaltados elogios están del todo justificados. Es el caso de La vida fácil de Richard Price, cuya edición para Mondadori viene presidida, entre otras, por las siguientes críticas de Dennis Lehane y Michael Chabon respectivamente:

“Dudo que alguien vuelva a escribir una novela tan buena en mucho, mucho tiempo.”

“Uno de los mejores escritores de diálogos de la historia de la literatura norteamericana.”

No sé si La vida fácil es la mejor novela de los últimos tiempos; sí, en cambio, que es condenadamente buena. Y no es la menor de sus virtudes la que con el acierto de siempre señala Chabon, sus diálogos. Lo de figurar conversaciones siempre me ha parecido tremendamente complicado. El peligro del chirrido, la impostación y la falta de naturalidad acecha siempre a la vuelta de la esquina. Sin embargo, los diálogos que habitan e insuflan vida a estas páginas de Richard Price destacan por su fluidez y espontaneidad. No es de extrañar si atendemos al último de los reclamos, por cierto de lo más pertinente, de la edición que nos ocupa: Richard Price, guionista de The Wire. Y subrayo su pertinencia porque leer La vida fácil de Price es como ver otro capítulo de la, ahora sí, mejor ficción televisiva de los últimos tiempos. Cambien Baltimore por Nueva York, a Jimmy McNulty por Matty Clark, a Kima Greggs por Yolonda y ahí lo tienen. No hay, es cierto, villanos a la altura de los Barksdale o “Stringer” Bell. No hay un Robin Hood como Omar Little, pero el resto, las casas baratas, las esquinas, sus colgados, la incompetencia de los prebostes... todo está ahí para trazar una historia redonda y perfecta en torno a un homicidio en las brutales calles de Nueva York.


En el Qué Leer del corriente mes de abril pueden leer una crítica más que favorable de la que desde aquí les escribe acerca de las Tormentas cotidianas de William Boyd. En ella subrayo el talento de su autor para construir un buen thriller, absorbente y divertido, al que no creo que hagan demasiado bien las pretensiones que le atribuyen sus editores -los españoles, al menos- que afirman haber publicado “la gran novela de nuestros tiempos sobre Londres” y una historia de “grandes ambiciones”. Pues bien, donde Tormentas cotidianas se queda en la superficie -sin que ello sea un desdoro para ella, insisto- La vida fácil de Price llega hasta al fondo. Su historia no sólo está muy bien trabada, sino que además es de gran calado y justifica, de sobra, la etiqueta que se le impuso desde las páginas de The Wall Street Journal:

“La versión 2.0 de La hoguera de las vanidades”.

No se la pierdan.

4 comentarios:

Nathan Z. dijo...

Justamente ando leyéndolo estos días, y aunque las 150 primeras páginas me las leí de un tirón, ahora (me quedan algo más de 100) no me está gustando tanto. Los elogios de la portada, la contraportada y las solapas son, sencillamente, buf, excesivos, pero bueno. Como personaje, Matty me interesa mucho más que Eric, e incluso que Tristan.

Un saludete.

CEci dijo...

La literatura de contraportada es ciertamente excesiva pero en este caso, al margen de la crítica de Lehane, no tanto. "La vida fácil" tiene un ritmo vertiginoso además de nervio y energía. Alguno quizá echará de menos un malo malísimo con más carisma pero su Tristán no hace sino demostrar que la muerte es absurda y accidental las más de las veces en la Gran Ciudad. Como aquella magnífica escena de Gran Canyon en que Kevin Kline le dice a Danny Glover -o al revés, no lo recuerdo-: "Hay tantas formas de morir en LA que uno se sorprende de llegar vivo al final del día". A mí no me ha decepcionado. Me parece magnífica.

Otro saludo de vuelta para allá.

condonumbilical dijo...

Con todo mi respeto, últimamente me da la sensación de que lees los libros de escaparate. Que no quiere decir que sean malos, pero me suenan de haberlos visto en escaparates o en las "posiciones más comerciales" de la librería.

Saludos!!

CEci dijo...

Siempre he leído y reseñado bastantes novedades editoriales, me parece. Puede ser que últimamente más, pero sigo leyendo también títulos de fondo (Pynchon, Ishiguro, García Jurado, Twain...)En cualquier caso, no es algo consciente. Leo lo que más me apetece en cada momento, independientemente del lugar que ocupe en los mostradores.

Bienvenido de nuevo y saludos para ti también.