domingo, 22 de marzo de 2009

EL AMOR DE UNA MUJER GENEROSA (ALICE MUNRO)

“Y ahora que me paro a pensarlo con sinceridad, no nos llegó. Nada llegó sin nuestra elección. Ni siquiera el embarazo. Corrimos el riesgo, aunque únicamente para ver si de verdad éramos adultos, para ver si realmente podía ocurrir.”
“La isla de Cortés”
El amor de una mujer generosa
Alice Munro

Ya he señalado por aquí en alguna ocasión que no siempre me encuentro cómoda con el relato. Con frecuencia me da la impresión de que su autor juega al despiste, a desconcertar o epatar el lector a través de un violento y brusco final que nos deja con una sensación extraña y un palmo de narices pensando: “¿y esto...?” No siempre es así, sin embargo. No todas las historias requieren de la extensión de una novela para ser narradas y, a veces, unas pocas páginas son suficientes para contar bien una historia redonda en la que todo parece cuadrar y suceder de un modo concreto porque así debe ser y no para violentar al lector. En suma, no todos los relatos transmiten la sensación de artificio a la que antes aludía.

En este segundo grupo se inscribe, sin duda alguna, Alice Munro con su última colección de relatos publicada en nuestro país, El amor de una mujer generosa (RBA, 2009). Hay lugar en ellos para la violencia más brutal, la mentira, la vergüenza, la ruindad, la amenaza, el dolor de la soledad, la traición, la pérdida y el embarazo y también para el sacrificio y la abnegación, el amor, la esperanza, la amistad, el perdón, la generosidad y la redención. Y, como tantos otros, producen sorpresa y desconcierto en el lector, pero no porque lo pretendan, al menos en primera instancia, sino como un efecto secundario del desarrollo natural de las historias que en ellos se contienen.

Como toda colección de relatos, El amor de una mujer generosa contiene piezas de mayor y menor calidad. “Yakarta”, “Salvo el segador” y “Antes del cambio” me han parecido especialmente notables. Pero si me dan a elegir -que diría la canción- me quedo sin ninguna duda con el relato inaugural y epónimo del volumen, digno de la mismísima Flannery O’Connors y todo un ejemplo de técnica narrativa, contención, elegancia e ironía -a secas y dramática- versado en una enfermera -de facto; que no de título- con un peculiar sentido del deber y la responsabilidad donde nada resulta ser lo que en un principio parecía.

Y aquí lo dejo. Lo demás, a saber, leer si les apetece, es cosa suya. Yo se lo recomiendo. A partir de mañana me dedicaré encantada al Sr. Roth y a su Indignación, bastante más que molesta, por cierto, porque José María Guelbenzu mediante -para más inri, autor de novela policíaca-, ya sé qué suerte correrá su protagonista antes incluso de haber comenzado a leer. En fin...





4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Ceci, voy siguiendo tus textos y, la verdad, me vienen muy bien tus opiniones.
Yo últimamente estoy tan despistada como Zuckerman en Nueva York;-)
Veo que no es sólo Roth el de la ‘indignación’ y la comparto.
Un abrazo

CEci dijo...

¡Hola, Olvido! Me alegra saber de ti. Sigo pinchando cada día el enlace de tu ballena por si ofreces novedades. ¿Tienes algún otro trabajo en marcha? Así lo espero. Despistada o no como Zuckerman en Nueva York, tú no deberías abandonar la pluma todavía. Entre tanto, por aquí nos veremos. La "indignación" de Roth es brillante, por cierto. Me tiene totalmente absorbida.
Un abrazo

condonumbilical dijo...

Empecé a leer "Secretos a voces" de Alice Munro y no pude aguantarlo. No digo que escriba mal pero me parece muy aburrida.

CEci dijo...

No he leído mucho de Alice Munro, tan sólo sus "Secretos a voces" y este "El amor de una mujer generosa" pero buena parte de sus relatos me parecen inteligentes, agudos, irónicos...
Un saludo