martes, 3 de marzo de 2009

GENTLEMEN OF THE ROAD (MICHAEL CHABON) O UNA DE AVENTURA

“Given a choice, I very much prefer to stay home, where I may safely encounter adventure in the pages of a book, or seek it out, as I have here, at the keyboard, in the friendly wilderness of my computer screen.”

Michael Chabon, “Afterword” in Gentlemen of the road

Michael Chabon no es sólo un gran escritor. Es un autor divertidísimo. Y no me refiero sólo al humor, que maneja a las mil maravillas, como cualquiera que haya leído Chicos prodigiosos (Anagrama, 1995) puede atestiguar. Me refiero, sobre todo, a la maestría con la que consigue mantener el suspense en sus tramas, ya se trate de una historia clásica de detectives como The Final Solution (Fourth State, 2005), de una peculiar y magnífica revisión de la novela negra como es El sindicato de policía yiddish (Mondadori, 2008) o de su monumental Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay (Mondadori, 2002), en la que un par de chavales judíos combaten contra Hitler desde Brooklyn y a su particular manera, claro está.

Pero además de divertido es un tipo un tanto nostálgico, como apreciarán de inmediato si leen la ya mencionada Kavalier y Clay, todo un homenaje a la Edad de Oro del cómic, o más representativas aún, Los misterios de Pittsburgh (Mondadori, 1988), su opera prima, en la que Art Bechstein rememora todo un verano de descubrimientos, y Summerland (Hyperion Books for Children, 2002), una novela fantástica protagonizada por un equipo infantil de béisbol de lo más heterogéneo.

Sí, Chabon le da -y muy bien- a todos los palos. O en ello está, al menos. Por eso no choca demasiado que su última novela, publicada por entregas en el New York Times Magazine hará cosa de dos años, lleve por título Gentlemen of the Road, esté ambientada en el lejano Imperio de Khazaria en el siglo X de nuestra era y sea todo un homenaje a las más clásicas historias de aventuras, de esas que a todos nos gustaba leer de críos, ya vinieran firmadas por Walter Scott, Karl May, J. F. Cooper o cualquier otro.

Esos Gentlemen of the road no son otros que Zelikman y Amran, pálido, reservado, ingenioso y competente cirujano el uno; gigante africano, leal, valiente y aventurero el otro. Pero hete aquí que esta inverosímil pareja de amigos que se gana la vida simulando peleas, se encuentra por pura casualidad al cuidado de Filaq, un muchacho un tanto impertinente, que al tiempo que intenta escapar de una muerte segura a manos de su malvado tío Buljan, asesino de toda su familia e ilegítimo bek de Khazaria, clama venganza contra este y reivindica su legítimo derecho a ocupar el “trono”. Así que en parte aventureros, en parte soldados de fortuna, en parte responsables de Filaq y encariñados con él, se ven inmersos en una aventura donde hay lugar para luchas con hachas gigantescas y afilados bisturíes, razzias bárbaras, inspiradas arengas, retornos inesperados, traición, lealtad inquebrantable, alguna que otra coincidencia, indomables corceles, disfraces imposibles, hermosos sombreros y elefantes con mucha, mucha memoria.

No nos engañemos. No es una historia épica. Ni lo pretende. Tan sólo es una sencilla historia sin pretensiones con algún que otro problema de continuidad y un par de resbalones en la moralina pero, eso sí, encantadora y divertidísima. Y ello viene envuelto además en una cuidadísima y sugerente edición (Ballantine Books) que incluye capitales y grecas coloreadas, bonitas ilustraciones a página completa de Giari Gianni -con un gazapo, por cierto-, un más que lúcido epílogo del propio autor y una cubierta perfecta -con camisa y sin camisa- donde, por una vez y sin que sirva de precedente, las “críticas” de la contraportada tienen toda la razón del mundo:

“Michael Chabon is, simply, the coolest writer in America.”




4 comentarios:

condonumbilical dijo...

Está en mi lista pero no tengo mucha confianza, de momento puede esperar.

CEci dijo...

No, si ya digo que no es una obra maestra. Por supuesto que habrá muchas otras cosas más interesantes que leer primero. De hecho, si de empezar con Chabon se trata, yo empezaría por "Chicos prodigiosos", "Kavalier y Clay" o "El sindicato de policía yiddish".
Saludos!

Unknown dijo...

si tuviera tiempo para ello, cada Navidad releería WONDER BOYS. y comenzaría el año viendo otra vez la película. rebusco un poco en mi memoria y diría que sólo los TOM SAWYER y LIBRO DE LA SELVA de mi juventud me han hecho sentir tamaña satisfacción. el problema, claro, es que desde lo más alto sólo se puede caer, aunque sea un poquito. y las 'novellas' de chabon no acaba de. eso sí, encontré el otro día una edición en tapa dura de MAPS AND LEGENDS sencillamente maravillosa. dan ganas de ponerse albornoz y pantuflas, de cepillarse el bigote y murmurar aquello de "ya no se editan libros así". aunque lo hacen, claro, a veces... un saludo.

CEci dijo...

Milo, le sigo desde hace tiempo en Qué leer y desde hace unos meses también en sus ladridos crepusculares.
Y... sí, debería haber un Grady Tripp, con su desastrado albornoz, su gran novela americana a medias y tan tan divertido, en toda facultad de letras que se precie.
Tomo nota de "Maps and Legends".
Gracias por su comentario. Un saludo