"No era del todo una comedia, ni tampoco un asunto supuestamente serio"
Galápagos
Kurt Vonnegut
En esa magnífica colección de perlas que el genial hoosier reunió en Un hombre sin patria poco antes de su muerte son varias las alusiones al modo en que la euforia termodinámica del hombre ha conseguido cargarse el planeta Tierra en menos de dos siglos y a la irrefutable constatación de que al hombre no le gustaba estar aquí. No extraña, así pues, la línea argumental de Galápagos (1985), en la que Vonnegut narra la quasi destrucción de la Humanidad y su salvación in extremis por obra del Azar y de una singular y heterogénea partida de personajes enrolados en el "Crucero del siglo para el Conocimiento de la Naturaleza". Es precisamente el naufragio en las Galápagos de dicho crucero -significativamente llamado Bahía de Darwin- el que propiciará la supervivencia de la Humanidad, si bien a su manera. Pues las peculiaridades genéticas de ese grupo que el Azar se ha encargado de reunir, las condiciones ambientales de las islas y la Ley de Selección Natural, tal y como la formuló Darwin tras el viaje del Beagle, determinarán enormemente esa nueva Humanidad y la librarán en un millón de años de la que el narrador fantasma identifica con su mayor tara: nuestro cerebro.
"Ningún ser humano podía atribuirse él solo el mérito de haber creado ese cohete, que iba a funcionar con tanta perfección. Era el logro colectivo de todos los que habían concentrado los voluminosos cerebros en el problema de cómo capturar y comprimir la difusa violencia de que es capaz la naturaleza, y arrojarla en paquetes relativamente pequeños sobre el enemigo."
(ibidem)
El buen Vonnegut no se anduvo nunca con rodeos ni complejos. Y esta obra es una estupenda muestra de la originalidad, acidez, lucidez, humor y sorprendente ternura con los que diseccionó al Hombre, en cuya bondad, pese a todo, debió creer hasta el final; como el gran humanista que, sin duda, fue. Uno de los últimos.
3 comentarios:
Cuando tu voluminoso cerebro te empuja a hacer cosas para las que tu cuerpo no andaba preparado pasan estas cosas...
Por cierto, a tu tenor, cuál crees que tenía mejor estilo, ¿Kilgore Trout o su hijo Leon?
Saludo!
Leído lo leído en Galápagos, Javier, yo diría que Leon. Nunca me han despertado demasiadas simpatías los escritores que por cumplir el papel de genios torturados e incomprendidos torturan de paso a sus familias. Además Leon es más curioso y optimista. Es más humano y "humanista". Leon, sin duda.
Un abrazo
Sobre el mismo tema, ver el libro "Darwinlandia" en internet
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