sábado, 11 de septiembre de 2010

TOWARDS THE END OF MORNING (MICHAEL FRAYN)

“Events were devoured by events, thought Dyson, states of affairs were overtaken by states of affairs.”

Towards the end of morning

Michael Frayn

No crean que me he olvidado de Vds. Si he tardado en venir por aquí es sólo porque en estas últimas semanas me he dedicado a organizar mi nueva vida en un pequeño y demasiado tranquilo pueblecito del norte de Burgos adonde he ido a parar para tratar de latines y griegos entre los adolescentes. Y créanme que he estado a punto de aparecer por aquí para dejarles uno de esos “Interregnos” con los que, en cierta manera, alivio mi conciencia por no haber terminado todavía esta o aquella novela. Las más que certeras palabras de A. S. Byatt tachando de sexista al Orange, dedicado en exclusiva, como Vds. saben, a premiar la ficción escrita por mujeres, como si hubiera que crear una categoría femenina para que las escritoras obtengan un premio... tales palabras, digo, casi me hicieron escribir otra pieza de “Una de cosas bien dichas” pero, al final, siempre había un autobús que coger, amigos de los que despedirse, un piso que limpiar y cajas que acarrear.



El caso es que aquí estoy tras haber cerrado, por fin, las tapas de Towards the End of Morning (1967) de Michael Frayn, al que en España conocemos tan sólo por su pieza Copenhague, su elegante Juego de espías o la divertidísima La trampa maestra. Towards the End of Morning, o la novela de Fleet Street, como muchos de sus lectores se refieren a ella, es una comedia de enredo y absurdo muy inglesa, con el mismo espíritu de la Noticia Bomba de Evelyn Waugh, aunque probablemente no tan divertida. Su protagonista es John Dyson, que, enterrado en la sección de crucigramas, efemérides y “Hace 50 años...” de un periódico de medio pelo del que nunca se despide a nadie, sueña con alcanzar la fama y la excelencia en el medio televisivo, pues, como él mismo dice:

“I have a serious point, said Dyson, and that is that nowadays it’s not excellence wich leads to celebrity, but celebrity which leads to excellence. One makes one’s reputation and one’s reputation enables one to achieve the conditions in which one can do good work.”

(ibidem)

Como suele suceder en este tipo de historias, la oportunidad termina por presentarse pero, es inevitable, las cosas nunca son como uno las había imaginado y una pléyade de magníficos secundarios coadyuvarán con la mezquindad del propio Dyson en su anunciado fracaso, por más que él se empeñe en culpar a la Entropía o a “George God”. No deja de tener esta novela un punto agrio o amargo y, según creo, no alcanza las cotas de brillantez de la muy posterior La trampa maestra pero, en cualquier caso, Towards the end of morning es un excelente botón de muestra del talento para la comedia de un autor al que no se lee por estos lares tanto como se debería. Así que Vds. ya saben, lean, lean.

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