“Me tomaba mis tareas muy en serio, porque había sido educado no sólo en el credo del trabajo duro, sino con la conciencia casi religiosa de que únicamente la disciplina y la diligencia obtienen recompensa.”
América, América
Ethan Canin
Son muchas las novelas de formación o Bildungsromans que en la Historia de la Literatura son y han sido. Algunas de ellas, como La montaña mágica de Thomas Mann, Pájaros de América de Mary McCarthy o Matar a un ruiseñor de Harper Lee, las menciono por aquí muy a menudo, pues, como Vds. saben bien, me gusta especialmente este subgénero. Todavía el otro día señalaba que como tal, como novela de formación, puede leerse “la parte de Archimboldi” de 2666 de Bolaño. Da la impresión de que los literatos de las barras y estrellas a los que tanto admiro se han especializado además en un tipo más preciso aún de Bildungsroman, el que describe el ascenso del self made man, del hombre hecho a sí mismo a base de tesón y disciplina, muy en la línea del sueño americano.
En este último grupo encaja la segunda novela de formación escrita por Ethan Canin, América, América. La primera fue la más que notable De reyes y planetas, publicada también por Salamandra hace ya unos cuantos años. Como entonces, Canin vuelve a explorar los peligros de la seducción que sobre un joven inocente ejerce el poder, el dinero, la cultura... un camino que ya exploró tiempo atrás Evelyn Waugh con el Charles Ryder de su Retorno a Brideshead, otra de las cimas del subgénero que hoy nos ocupa. Pero donde Ryder no acaba de resultarnos del todo fiable y se nos antoja, ¿cómo decirlo?, un tanto resbaladizo, quizá merced a la gloriosa interpretación que de él hizo Jeremy Irons en los ’80, Corey Sifter no tiene doblez, es un chaval noble y sano que, sabemos desde un principio, terminará por salir indemne de las corruptelas de índole político y sexual en las que se ve envuelto en la finca de los Metarey durante la era Nixon. Sabrá más, es cierto, pero este conocimiento no le dolerá demasiado. Y ello resulta en parte, creo, de su origen. Y hablo aquí de geografía, no de extracción social. Charles Ryder era inglés, europeo. Corey Sifter es americano y tiene a su favor la inocencia de un país que aún no ha oído hablar de Woodward, Bernstein y el Watergate.
América, América es, ciertamente, una novela americana por todos sus costados; desde su mismo y perfecto título hasta su demasiado exhaustivo final, pasando, por supuesto, por la épica de su nudo. Y es además una novela ágil y poderosa que, como ya habrán adivinado, voy a recomendarles. Así que lean, lean.
2 comentarios:
Una pregunta sobre los bildungsroman: hay rituales de iniciación para entrar en comunidades con una cultura propia, por ejemplo la mafia siciliana o el grupillo de abusadores del colegio.. luego lo de novela de iniciación se dice por eso?
Lo digo porque la desternillante' primera novela de J.K.Toole, "La conjura de los necios" acabó con el autor. Bueno,no. Más bien, parece ahora que fué la imposibilidad de publicarla en vida.. Pero hay una similud.. ¿no? Aunque Celine o Kurt Vonnegut también rieron pero en fin..
Puede que no sea un buen tema..
un saludo!
ps:Sigue reseñando buenos libros..!
Hola, Veblen, pues no necesariamente, no. "Bildungsroman" se emplea para etiquetar a todas esas novelas sobre la formación de un carácter. De ahí lo de novela de iniciación; iniciación a la vida. "El guardián entre el centeno", "Matar a un ruiseñor", "El corazón es un cazador solitario"... pueden considerarse novelas de este tipo. Precisamente el otro día se publicó un artículo sobre el tema en la versión digital de The Guardian.
No sé si "La conjura de los necios" puede meterse en el mismo saco. Creo recordar -la leí en una adolescencia cada vez más lejana- que Ignatius no 'aprende' demasiado de la vida. ¡Qué tipo!
Este subgénero es un universal y me da la impresión de que un tema recurrente en esas primeras novelas líricas en que los autores ponen todo de sí mismos. "Matar a un ruiseñor" es un buen ejemplo.
No sé si he contestado.
Muchas gracias por la visita y el comentario.
¡Más saludos de vuelta!
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