domingo, 8 de noviembre de 2009

RETRATOS DE WILL (ANN BEATTIE)

Que Ann Beattie es una gran escritora, dueña de una prosa fluida, a la vez natural y sofisticada, de diálogo ágil y espontáneo, inteligente y mordaz, pero no agresiva, más dada a sugerir que a aseverar, lo sabíamos ya por aquí gracias a sus desencantadas pero entrañables Postales de Invierno. Merced a estos Retratos de Will sabemos ahora además de su acutísima perspicacia en el "revelado" de los más íntimos deseos, desvelos y pensamientos de sus personajes, ya se trate de un simpático crío de cinco años -el Will del título-, de su talentosa madre Jody, su encantador novio Mel, su egoísta y desastroso padre Wayne, o la generosa y convencional nueva mujer de este, Corky. Seguramente no tienen estos personajes el carisma de los Charles, Laura o Sam de aquellas Postales, ni hay tanto lugar aquí para la sonrisa y la empatía -algo más en la primera mitad de la novela que en la segunda-, pero Retratos de Will bien merece ser leída para apreciar, además de todas las virtudes ya mentadas, la capacidad de su autora para crear arte a partir de ceremonias domésticas como un baño infantil entre burbujas, Gi-Joes y Bugs-Bunnies de goma o de los terrores nocturnos que a todos nos han acosado merced a la universal tendencia infantil a la literalidad. Para muestra, como siempre, un botón:

"Es un error dejar a un niño solo a oscuras bajo el peso de la manta y el peso todavía mayor de tus palabras tranquilizadoras cuando él sabe perfectamente que el monstruo sigue en la habitación. Mientras las persianas permanezcan abiertas -y así deben permanecer para que la luz de la luna pueda colarse dentro-, la rama del árbol quedará transformada para siempre en la sombra de un murciélago cuyas alas empezarán a moverse al viento en cuanto la puerta se cierre. En caso de que el niño sea tan insensato como para cerrar los ojos, el albornoz que cubre la silla -bien extendido para que la capucha no proyecte en la pared la silueta de una inmensa punta de flecha- se convertirá en una momia resuelta a sorberle el aliento, a arrebatárselo. [...] Para los niños no existe el símil, sino la metáfora, y por la noche ven, sin soñarlo, lo que vemos nosotros. Cuán interesante resulta advertir siempre el potencial: la cosa transformada antes incluso de que podamos aprehenderla."

Retratos de Will

Ann Beattie

3 comentarios:

Oscar Pons dijo...

No me ha gustado. Admito que compré este libro por ser de Ann Beattie, ya que la lectura de 'Postales de invierno' me entusiasmó. Pero en 'Retratos de Will' no he encontrado los personajes frescos y "vivos" que sí encontré en Postales. Son más bien anodinos. Beattie se pasa toda la novela relatándonos escenas costumbristas de algunas parejas, dando mucha importancia al oficio de ser madre/padre. Y hay algunos pasajes que me asquearon bastante y de los cuáles no voy a hablar porque no me gustan los spoilers. La prosa de Beattie sigue siendo igual de buena, pero lo que me cuenta me aburre sobremanera. No, no me ha gustado. Eso no implica que no vuelva a leer sus libros cuando se vayan publicando, porque seguiré buscando las sensaciones que me produjo 'Postales de invierno'.

Saludos,
Oscar.

CEci dijo...

Es cierto que "Retratos de Will" no es tan emotiva ni suscita tanta empatía o identificación como la genial "Postales de invierno". Sin embargo, a mí sí me gustó; sobre todo, en su primera mitad. La capacidad para caracterizar mediante los diálogos y los silencios, la inteligencia, el humor y la sutileza de Ann Beattie son innegables.
Un saludo

Oscar Pons dijo...

Tal vez los en los primeros capítulos sí encuentre esa sutileza a la que te refieres, pero después, sobre todo en los capítulos centrales, se me atragantó bastante.

John Updike es un escritor del que he leído varias cosas, y tiene un libro, 'Parejas', que me recuerda en algo a este otro de Ann. Por cierto, que tampoco me gustó.