Como la mayoría de Vds. saben ya, ayer fue el día de la lectura y defensa de mi tesis doctoral. Pese a los nervios, inseguridades y, cómo no, inoportunas faringitis de los últimos días –fiebre, tos y ronquera se enfrentaron conmigo al tribunal- todo fue perfectamente y a día de hoy puedo dar por felizmente culminada otra etapa. Como recuerdo del día y porque la anécdota con la que ayer comencé y cerré mi intervención es una de las más célebres del anecdotario literario anglosajón, por aquí se la dejo. ¡Qué sería de la oratoria sin la Ringkomposition!
Cierto día estival de 1797 un debilitado y enfermo Samuel Taylor Coleridge cayó profundamente dormido como consecuencia de los gránulos de opio que le habían recetado contra el dolor, mientras leía un pasaje del capítulo XI del libro IV de la Peregrinación (Londres, 1613) de Samuel Purchas (1575?-1626). En este pasaje se describía el palacio que Kublai Kan había hecho construir en Xanadú, rodeado de deliciosos jardines provistos de abundantes y encantadores arroyos y fuentes. En el transcurso de su muy profundo sueño se le presentaron al poeta las más vívidas imágenes del maravilloso locus amoenus descrito por Purchas, acompañadas además por su correspondiente expresión en verso. Coleridge se despertó unas horas después con la urgencia de trasladar al papel los no menos de doscientos o trescientos versos que con tanta facilidad había compuesto en sueños. Sin embargo, apenas había escrito los diez primeros cuando fue interrumpido por un visitante que lo entretuvo cerca de una hora y, al regresar a su escritorio, comprobó con sorpresa y pesar que, aunque retenía aún una vaga idea del tono y el contenido de la visión, todo lo demás se había desvanecido.
[...]
Robertson Davies le hizo decir a uno de sus personajes [la María Theotoky de Ángeles rebeldes] que la diversión es la mejor justificación del estudio; no la única, sino la mejor. Todavía no sé qué opinión le merece esta tesis al tribunal que la ha de juzgar, pero como le ocurriera a Coleridge con su inútil poema soñado a mí me parece un recuerdo escaso de todo lo que me he divertido.
12 comentarios:
Enhorabuena, Ceci. La anecdota de Coleridge y la referencia a Davies me parecen geniales. Más todavía, por abrir y cerrar con ellas la lectura de tu tesis. Un abrazo.
Muchas gracias, Lentitud. La verdad es que la anécdota de Coleridge es genial, como la de Byron, Shelley y Mary Shelley escribiendo un relato de terror para matar el aburrimiento durante una tormenta junto al lago Como (creo). Del relato de May Shelley se dice que nació "Frankenstein".
Y la cita de Robertson Davies es toda una declaración de principios: la cultura es una fuente de diversión.
Un abrazo para ti
Querida Ceci; eres una fuente inagotable de sabiduría. Vas camino de ser una imprescindible. Me alegro por tu día, me alegro por ti. Ya lo sabes. La vida son etapas que hay que ir abriendo y cerrando para poder evolucionar. Estapas que espero poder seguir compartiendo contigo ...
¡Jajaja! Gracias Hilvanes, pero exageras. Muchas gracias por el correo del otro día. Ahora mismo estoy relajada -aunque todavía no del todo de vacaciones- y sin sensación de vértigo aún. Ya se acabará el verano -si es que alguna vez empieza por aquí- y volverán los agobios. Entretanto... ¡a descansar y leer sin condiciones!
Besos
¡¡¡Enhorabuena, doctora!!!
¿Sobresaliente cum laude?
Seguro que sí.
Me alegro mucho de que hayas cerrado con éxito esta etapa.
¿Cuál es el título de tu tesis?
A mí todavía me queda más de un año para acabarla (al final me encabezoné a pesar de las dificultades).
Un beso fuerte y ¡hasta pronto!
SAludos desde palacio.
¡Gracias, Rubentxo! ¿El título? "El Tractatus de Terra Sancta compilatus a fratre marino et a fratre Brocardo (anónimo): edición, traducción y estudio". Es un texto inédito -¡era!- en latín medieval sobre Tierra Santa.
Y sí, cum laude.
Mucho ánimo con tu tesis. Me parece muy bien que hayas decidido terminar. La verdad es que merece la pena; ya lo verás.
Besos
Felicidades, CEci. Todo lo que cuentas es siempre tan interesante. Espero que te encuentres ya mejor y puedas relajarte después de tanto trabajo y esfuerzo. Muy buena la anécdota, no podemos fiarnos nunca de la fragilidad de la memoria, solo jugar a distraerla. Y ahora que ya no estarás tan ocupada te pongo deberes (bueno..!), no, no, solo te pido tu ayuda. Quiero leer la historia que en la página de la Casa del libro viene con la novela "La cura Schopenhauer" pero he visto en internet que también en "Un año con Schopenhauer" del mismo autor (Irvin D. Yalom) es la misma sinopsis. Es imposible que los dos títulos (ISBN distintos) sean lo mismo. ¿Te suena la novela, la has leído? Un abrazote.
Te felicito por tan importante esfuerzo. Seguro que sacas la mejor nota. No sé si estoy muy de acuerdo con Robertson Davies. Tengo que pensarlo con calma. Saludos.
"Gaudeamus igitur,
iuvenes dum sumus. (bis)
Post iucundam iuventutem,
post molestam senectutem,
nos habebit humus. " ;-)
(oye, que fuerte la letra de este himno, nunca me había fijado)
Enhorabuena Ceci. Muchas felicidades!!...y ahora el merecido descanso.
Un besazo
Hola Angéline. Pues no había oído hablar de esa novela, pero veré a ver qué averiguo. En cuanto a la anécdota, Coleridge la publicó como nota a la primera edición de su Kublai Khan or A Vision in a Dream, poema que publicó -dice él- más como curiosidad psicológica que por su calidad poética e instigado por Lord Byron. No sé lo que tiene de verdad y de tópico literario, pero lo cierto es que funciona y a mí me vino que ni pintada para ejemplificar el poder de fascinación que ejerció Asia sobre los europeos.
Besos
Gracias Recaredo. Entiendo tus dudas y los estudiosos de las letras -más aún de latines y griegos- solemos apelar a unas cuantas razones mucho más elevadas cuando nos preguntan aquello de "¿y eso para qué sirve?" -recuperación de un mundo del que procedemos, mejor conocimiento del mundo que nos rodea, la historia como magistra vitae-, pero al final creo que la mejor justificación es la que señala Davies: la diversión individual. De hecho, a la pregunta de "¿y el latín para qué sirve?" mi director suele contestar: "¿y para qué sirve el fútbol?".
Un abrazo
Muchas gracias, Olvido, para empezar por tus comentarios, que me han llevado a un blog que no conocía con mucha mucha clase. Sí, el Gaudeamus es una formulación del "carpe diem" un tanto macabra. Y... sí, ya casi estoy de vacaciones y estoy encantada.
Besos
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