“¿Sirve de algo una cosa tan estrafalaria y absurda como dar la vuelta a Italia en bicicleta? Por supuesto que sí: es una de las últimas provincias de la fantasía, un baluarte del romanticismo, que, sitiado por las sórdidas fuerzas del progreso, se niega a darse por vencido.”El Giro de ItaliaDino Buzzati
Cuando era una cría, me
encantaba el ciclismo. La Vuelta a España se celebraba todavía en primavera y yo
tenía clase también por las tardes, así que mi padre recibía el firme encargo
de grabar el final de las etapas importantes, las de montaña, para que pudiera
verlas al llegar a casa. Como el Tour de Francia coincidía con vacaciones
escolares, no planteaba problemas logísticos de ese estilo, salvo la necesidad
ocasional de renunciar a la playa para ver el paso por el Tourmalet. En cuanto
al Giro de Italia, era otra historia. Hasta la llegada de las televisiones privadas,
raramente era televisado, así que me conformaba con lo poco que podía escuchar
por la radio o leer en el periódico al día siguiente. E invariablemente, o
quizá es lo único que recuerdo, aquellas crónicas hablaban de emboscadas
tendidas por habilidosos y pícaros italianos a cándidos españoles y de
corredores congelados que se bajaban de sus bicicletas tras coronar el Gavia
para orinarse en las manos y entrar así en calor. Pura épica, ya lo ven.
Pues bien, tal es el
tono que alienta las crónicas que Dino Buzzati hizo del Giro de Italia de 1949.
De hecho, son frecuentes las comparaciones de Bartali, Coppi y otros corredores
del momento con Néstor, Aquiles y Héctor, inmortales héroes homéricos. Es
cierto que no parece saber demasiado de ciclismo. Él mismo reconoce su bisoñez,
de hecho. Sin embargo, es quizá esta inexperiencia la que le permite concederse
espacio para la digresión, la anécdota y la nota costumbrista, que convierten
su relato en una verdadera delicia. Y esto, estarán de acuerdo conmigo, no
suele ser habitual cuando uno habla de crónicas deportivas. Precisamente una
excepción a la racanería y zafiedad del periodismo deportivo de hoy día es
Carlos Arribas, especialista en ciclismo del diario El País, cuyos artículos siempre ofrecen algo más. Pero aquí hemos
venido a hablar de Buzzati, así que, si son aficionados al pedal, aprecian la
buena prosa, y albergan la romántica convicción de que debemos conservar un
espacio para lo bello, por peregrino e inútil que sea, lean, lean...