domingo, 18 de septiembre de 2011

EL LIBRO DEL CEMENTERIO (NEIL GAIMAN)

“Un tiempo para trabajar, un tiempo para disfrutar,

Y un tiempo para bailar el Macabré”

El libro del cementerio

Neil Gaiman

Dicen los manuales de crítica y teoría literaria que en el mundo son que, si un autor dedica unas palabras de su novela a describir la pistola que uno de los personajes guarda en el cajón de su cómoda, esta, la pistola, debe ser utilizada antes de que aquella, la novela, termine. En la misma línea abundan el principio de pertinencia enunciado por la Pragmática y la economía lingüística, por desgracia tan poco estimada hoy día. Lo que se dice, se dice con el objeto de satisfacer, al menos, alguna de las funciones del lenguaje enunciadas por Jakobson. En caso contrario, mejor es callar.

Neil Gaiman dispara todas sus pistolas antes de que se cierre El libro del cementerio, es cierto, pero lo hace demasiado pronto. Cada vez que se nos describe un auxiliar mágico –que diría Propp, ya que hoy nos hemos levantado teóricos- este se utiliza, como muy tarde, a la página siguiente, de suerte que el lector no consigue librarse del todo de la sensación de que lo llevan de andamio en andamio. Lo que quiero decir es que a las marionetas se les ven demasiado los hilos; que el ventrílocuo mueve demasiado los labios. Y es una pena, porque la historia, por más que haya sido contada ya antes unas cuantas veces –por J. K. Rowling y Patrick Rothfuss, sin ir más lejos; por Kipling en su El Libro de la selva, si hablamos de Literatura con mayúsculas-, entretiene y engancha y, pese a su previsibilidad -¿a alguien ha engañado el torpón y entrañable Señor Frost del último tercio de la novela?- una sigue adelante con la intención, si no de averiguar, sí de confirmar qué suerte le depara el Destino a ese desamparado y homérico huérfano llamado Nadie.



4 comentarios:

Oscar dijo...

Mi hija lo leyó (lo primero que le compré de Gaiman) y le gustó "bastante, aunque no Mucho". YO, que algunas cosas que le he leído a Gaiman y me han gustado (especialmente Coraline) no lo leí, pero oí el Audiobbok en inglés que lee el propio Gaiman. El principio parecía prometedor (a pera, como bien dices) de ser algo contado y requetecontado, pero en mi opinión se desinflaba tras un tercio del libro. Mi hija prefiere a Rowling. Yo prefiero otras obras de Gaiman.
Saludos

CEci dijo...

Tu hija, Óscar, muestra un criterio y un saber leer fuera de lo común. Yo también prefiero a Rowling, aunque es lo único que he leído de Gaiman, que ciertamente se desinfla y además se queda cojo. ¿Qué pretende la Hermandad de los Jacks? ¿Qué hay de la historia de la Guardia de Honor? A la historia le falta recorrido; mucho recorrido.
Un saludo (y otro para tu hija). Es un placer tenerte por aquí.

J dijo...

La verdad es que donde Neil Gaiman brilla es en su faceta de guionista, sobre todo en su etapa de los 90. Y dentro de su faceta literaria no creo que esta sea la mejor obra para juzgar. Aun así, viendo lo que se publica hoy en día en juvenil, creo que es una obra bastante digna.
Lo de que no se entre en detalles sobre la Guardia de Honor, la Hermandad de los Jacks, etc. no creo que sea un fallo sino que es una decisión totalmente consciente del autor. Esta es la historia de Nad y todo lo que sea ajeno a su vida no nos interesa. Es un estilo diferente al de J.K. Rowling, que con sus libros de más de 800 páginas nos describe hasta el estampado de los calzoncillos del protagonista. Personalmente agradezco la economía que ha empleado Gaiman a la hora de contar esta historia.
Por lo demás estoy bastante de acuerdo con la reseña :-)
Saludos

CEci dijo...

Por supuesto que es una historia más que digna. Tout à fait. Pero sí que creo que el entramado cojea un tanto en la medida en que el destino de Nad está condicionado por los Jacks y no sabemos por qué lo persiguen. Bueno, en parte sí... pero ¿tan importante es su pervivencia? Y de la Guardia de Honor no se nos cuenta nada nada pese al importantísimo papel de Silas.
Gracias por el comentario, J., y ¡saludos!