Si hoy he buscado un hueco para venir a saludarles es a propósito de las Lecturas no obligatorias de Wislawa Szymborska, una ligera recopilación de pequeñas piezas de no ficción ideal para entretener la espera entre envío y envío, cuando esta no es lo suficientemente larga como para una novela; y también para leer mientras mis sufridos estudiantes hacen sus exámenes y demuestran sus inseguridades interrumpiéndome una y otra vez para preguntarme aquello de “¿así voy bien? ¿así voy bien?” Ya les he dejado por aquí alguna que otra perla procedente de estas Prosas de Szymborska, como la del otro día sobre la más que probable malinterpretación a la que sometemos el verso épico de Homero; o la que habla de la lectura como el pasatiempo más hermoso jamás creado por el ser humano. Más abajo les dejo alguna otra y volveré, seguramente, a traerles más. Déjenme, no obstante, que les hable primero del tono general del volumen, exquisitamente editado por Alfabia y traducido del polaco por Manel Bellmunt Serrano.
Se trata de una colección de reseñas muy muy personales de libros de no ficción que, pese a resultar, por lo general, de lo más útil a sus lectores, no acaban de hacerse un hueco en los suplementos culturales que en el mundo son, quizá por tratar de temas más mundanos como la jardinería, los pies o el códice de Hammurabi. El caso es que, nos interese más o menos el objeto de la crítica, las más de las veces de títulos que uno ni siquiera hojearía, de todas ellas se desprende entusiasmo, buen humor, sincera humildad y fina, muy fina ironía. De hecho, creo que su prosa está muy cerca del ideal al que los bloggers literarios deberíamos aspirar. Y si no me creen, lean, lean:
“En fin, que no soy la destinataria idónea de este libro. Solo lo estoy leyendo porque, desde pequeña, me produce placer acumular saberes innecesarios. Y porque, después de todo, ¿acaso puede alguien saber de antemano qué será necesario y qué no lo será?”
Lecturas no obligatorias
Wislawa Szymborska
“Desgraciadamente, no hay creador que pueda expresar completamente su época y, a este respecto, Vermeer resulta ser un bardo de un pedazo de realidad muy limitado e íntimo. ¿Pero acaso esto mengua la grandeza de su obra? Por supuesto que no, ya que la grandeza con frecuencia reside en otros aspectos. Sin embargo, Mittelstädt no lo quiere comprender y busca en las obras del maestro holandés elementos de crítica social, así como indicios de rebelión contra la floreciente burguesía. Y si no puede encontrarlos, trata de ver en algunas obras lo que no hay.”
(ibidem)
“Pronto me di cuenta de que no era capaz de escribir reseñas y que ni siquiera tenía ganas de hacerlo. Que en realidad soy y quiero continuar siendo una lectora amateur sobre la cual no recaiga el apremiante peso de la constante evaluación.”
(ibidem)
3 comentarios:
Animada por tu comentario, acabo de pedir el libro de Szymborska en mi biblioteca. De ella he leído hasta ahora sólo poemas, que me han hecho desear dominar su lengua porque, si traducidos me han parecido tan hermosos (y suele costarme "entrar" en la poesía traducida), imagino que en original deben ser una maravilla. Estoy segura de que será una lectura que valdrá la pena.
Amén a Szymborska.
Un abrazo Ceci
Amén, amén.
Otro para ti!
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