lunes, 9 de febrero de 2009

LO QUE ARRAIGA EN EL HUESO (ROBERTSON DAVIES)

"¿Qué se va a vender? ¿Una gran obra del pasado? ¿Se deseaba por sí misma una obra verdaderamente hermosa o por el valor adquirido que le daba el paso de cuatro siglos?"
Lo que arraiga en el hueso
Robertson Davies

Hablábamos por aquí la semana pasada de la gastada y bizantina querella entre antiguos y modernos, con la que, por cierto, inicia W. H. Auden su magnífico ensayo "Los griegos y nosotros", incluido en Prólogos y epílogos (Península 2003), que ningún estudiante de Humanidades ni tecnócrata fariseo debería perderse. Hablábamos de la querella entre antiguos y modernos, digo, y casualmente dicha querella ocupa no pocas páginas de la recién publicada Lo que arraiga en el hueso de Robertson Davies (Libros del Asteroide, 2009), segunda entrega de la Trilogía de Cornish. La oposición antiguo frente a moderno, clásico frente a contemporáneo, no se aplica aquí, sin embargo, a la letra escrita, sino a la pintura. Y el enfrentamiento no se produce en el ámbito público y académico -al menos, no hasta muy avanzada la novela- sino en el espíritu del talentoso Francis Cornish, que, atormentado por su incapacidad de expresarse en el lenguaje y estilo de su tiempo, las vanguardias del siglo XX, se ve "relegado" a la condición de artesano; eso sí, todo un maestro -y hasta aquí puedo leer...-.

Pero me temo que, para variar, he corrido demasiado. Los lectores de la magnífica y divertidísima Ángeles rebeldes habrán reconocido ya el nombre del protagonista, Francis Cornish, filántropo canadiense recién fallecido al comienzo de la trilogía. Si entonces los tres albaceas luchaban por hacerse con un manuscrito inédito del genial Rabelais, ahora la trama se sitúa unos meses después. El bueno del padre Darcourt ha estado investigando con la intención de escribir la biografía de su amigo Cornish pero nada es lo que ha averiguado sobre su infancia y formación. Y ello supone un grave problema, no sólo por el afán de exhaustividad del bonachón profesor de griego, sino porque, como se insiste a lo largo de toda la novela, "lo que arraiga en el hueso no se desprende de la carne". Y la infancia de Frank Cornish en el remoto pueblo canadiense de Blairlogie (Ontario, Canadá) fue de todo menos convencional. Descuidado por sus padres, fue criado por sus benevolentes abuelos, enviado a las más brutales escuelas rurales, formado por mandato de su padre en el protestantismo pero reconvertido al catolicismo más ferviente por su beata tía abuela Mary Ben, mimado por la cocinera, iniciado en el dibujo por obra y gracia de un embalsamador e impresionado y conmovido por una figura omnipresente, la del "Loco", una figura estrechamente emparentada con el Paul Dempster de la Trilogía de Deptford.

Por cierto que no es este el único vínculo entre Lo que arraiga... y la mentada trilogía. No me refiero aquí al pequeño "cameo" de un viejo conocido, sino a algo más profundo y abstracto, a algo que podríamos llamar el tono. Es cierto que como en Ángeles rebeldes son innumerables los ingredientes eruditos combinados y ensamblados con pasmosa naturalidad en la trama pero es que además la historia y todos y cada uno de sus actores -desde el propio Cornish hasta el último figurante- parecen tener vida propia más allá del negro sobre blanco. Tienen alma. Y ello no es tarea fácil en una novela cuyos narradores son un daimon y el ángel de la biografía, Zadkiel el menor, y que dedica no poco espacio a disputas teológicas, a técnicas de restauración y a tratar, por volver al comienzo, de la frágil frontera entre el arte y la artesanía por un lado y el engaño por otro, de las veleidades de las modas y la crítica, la honraded y falsedad de los artistas y el farisaísmo de los políticos; en una novela que a primera vista podría parecer intelectual. Todo ello lo riega Robertson Davies con abundante ironía -ironía sin más e ironía dramática- para obtener como resultado una novela clásica en su construcción y brillante en su ejecución, todo un Clásico; otro más que añadir en el haber de Robertson Davies.
Así que ya saben... lean, lean.


8 comentarios:

Carolink dijo...

Maravillosamente descrito. El libro es, desde luego, joya.

CEci dijo...

Gracias, Carolink. Totalmente de acuerdo. Es una joya.
Un saludo

Lentitud dijo...

Como ya sabes me encantó la Trilogía de Deptford. Estoy esperando a que esté publicada la Trilogía de Cornish al completo para hacerme con los libros y leerlos seguidos. Manías que tiene uno. Robertson Davies fue todo un descubrimiento el año pasado. Fresan dice que es el eslabón perdido entre Charles Dickens y John Irving. Algo de ello debe haber. Irving tiene una obra muy desigual pero cuenta con magníficas novelas, precisamente hoy he comenzado "Hasta que te encuentre" que, por cierto, mayoritariamente no recibió muy buenas críticas. Nada más sumergirme en sus primeras páginas me ha sucedido lo que ya me pasó con Davis, parece que retroceda en el tiempo y recupere no el disfrute de la lectura, porque nunca lo he perdido, pero sí digamos que retorna, el "perfume" y las buenas formas de una literatura que, a pesar de todo, sigue siendo necesaria.

Un abrazo.

CEci dijo...

Pues sí, Lentitud. Mira que me ha gustado casi todo lo que he leído de lo publicado por el Asteroide, pero sigo creyendo que su mayor logro es descubrir para nuestro país a Robertson Davies.¡Qué capacidad creativa! ¡Qué inteligencia! ¡Qué saber hacer! Su habilidad narrativa me recuerda en parte a Baroja, aunque es mucho más vitalista. Disfrutarías de la trilogía Cornish, seguro.
Un abrazo, Lentitud

Rukaegos dijo...

Gracias por la reseña. Acabo de terminar Ángeles rebeldes y me he quedado con ganas de más, así que el 2009 va a ser para mí un año Robertson Davies :) Ha sido todo un descubrimiento.

CEci dijo...

Pues al menos en lo literario, Rukaegos, el 2009 será un gran año. Que disfrutes de Davies.
Un saludo

Oscar Pons dijo...

El libro está magníficamente escrito, como es habitual en tan gran escritor como fue Robertson Davies, pero no me ha gustado tanto como 'Ángeles rebeldes', he echado en falta ese humor que caracterizaba este último. Eso sí, sigue habiendo momentos de gran ironía y sutileza. Tal vez no me ha llegado tanto porque no aparecen, salvo en el primer capítulo, los personajes que me atrajeron en la primera novela. Aun así, es un libro magnífico y muy recomendable.

Gran reseña, CEci.
Saludos,
Oscar.

CEci dijo...

Muchas gracias, Óscar. Es cierto que "Ángeles rebeldes" es más divertida y sofisticada que "Lo que arraiga en el hueso", que es, quizá, una novela más clásica. No creo que haga falta pero para animarte a que completes la trilogía, te diré que en "La lira de Orfeo" se recupera el humor y a viejos conocidos como Darcourt, Maria, Arthur... La de Cornish es una grandísima trilogía, sin duda.
¡Saludos!