“Conocí” a Nicholson
Baker hace cuatro años merced a la magnífica El antólogo, que reseñé para los amigos de Qué Leer. Me hice tiempo después en una estupenda librería de
Zamora con un ejemplar de Vox, que
quedó olvidado entre los títulos pendientes, relegado una y otra vez por
parecer tan solo, en principio, una gamberrada lúbrica. Y de repente, en un
margen de tres o cuatro días, averiguo que Paul Chowder, el encantador
antihéroe de El antólogo, está de
vuelta en Traveling Sprinkler y
escucho una sorprendente, por inesperada, referencia al tono picante de su obra
-la de Nicholson Baker- en Orange is the
new black (OITNB).
Así que, mientras me
hago con la secuela protagonizada por aquel maravilloso antihéroe e intento
superar el síndrome de abstinencia provocado por el final de la segunda
temporada de OITNB, leo
compulsivamente Vox y descubro que
sí, es una novela erótica con pasajes realmente lúbricos, pero también sofisticada,
divertida, tierna e inteligente y que la referencia en OITNB no es tan sorprendente, pese a todo. No lo es porque, a tenor
de lo visto y leído, tanto Nicholson Baker como Jenji Kohan, creadora de la
serie, pertenecen a eso que podríamos llamar el club de los optimistas y
filántropos. Olvídense de Zapatero y su, al parecer, incorregible optimismo
antropológico y céntrense en un guionista como Aaron Sorkin, capaz de pergeñar
para la pequeña pantalla políticos carismáticos, inteligentes, honrados y
divertidos como los de The West Wing
o periodistas osados y coherentes como los de The Newsroom y empezarán a hacerse una idea de a qué me refiero. Y es
que la prisión de Litchfield de OITNB
a la que va a parar Piper Chapman puede estar dirigida por corruptos y
homófobos, sus cañerías podrán expulsar aguas fecales y las gachas del comedor
saber a moco, pero entre sus internas hay, además de muestras variadas de sociopatía,
brutalidad e ignorancia, otras tantas de carisma, lealtad, amistad, diversión e
inteligencia. Y así, las referencias a la cultura popular -y no tan popular-
campan a sus anchas sin resultar pedantes ni llamar demasiado la atención.
Además de la ya citada referencia a Nicholson Baker, se menta a Christopher
Hitchens para rechazar una propuesta de baptismo, se alude a los cuentos de O’Henry
en una conversación de gran relevancia, se critica veladamente la Perdida de Gillian Flynn o se responde a
la injusta amonestación de un guardián con una referencia a Minority Report.
Pues bien, el mismo
optimismo trasluce Vox de Baker.
Pocos contextos puedo imaginar más apropiados para la sordidez que una lína
erótica y, sin embargo, pese a la crudeza de ciertas fantasías y encuentros
sexuales descritos por Jim y Abby, pese al porno duro, las revistas de desnudos
y las odas a la masturbación, hay también lugar en Vox para la sutilidad, la elegancia y hasta ciertos pasajes líricos
y emotivos. Así que lean, lean a Nicholson Baker y reconcíliense con el mundo.
2 comentarios:
Muy fan de Baker yo también. De Orange is the new black he visto sólo los dos primeros capítulos. Claramente, debo seguir con ella,.
No es para menos, Elena. Sigue, sigue con "Orange is the new black". Hay también referencias al escapista Pynchon, a los personajes de Dickens, a Joyce y a Harry Potter, aunque sea para discutir cuál de los dos últimos sirve mejor de taburete.
Gracias por la visita y el comentario.
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