domingo, 1 de marzo de 2015

EL GIRO (STEPHEN GREENBLATT)



Nunca me ha atraído demasiado el De rerum natura, ese poema de ritmo dactílico en el que, de modo tan críptico como elegante, Lucrecio (siglo I a. C.) se muestra como un discípulo aventajado de Epicuro y defiende que el hombre, como todo lo demás, alma incluida, es pura materia, resultado del choque de partículas invisibles e indivisibles que se mueven por el vacío sin ningún plan preconcebido; y que los dioses, si es que existen, no se ocupan ni preocupan de nosotros. Por cierto que ambas tesis son de gran modernidad y contrastan con los presupuestos creacionistas recientemente sancionados en el BOE y de vuelta a nuestras escuelas, primaria y secundaria, por obra y gracia de la LOMCE.
Sin embargo, he leído encantada el ensayo que Stephen Greenblatt dedicó a la recuperación de la obra por parte del gran humanista Poggio Bracciolini (siglo XV), viejo conocido de mis tiempos como alumna -y profesora- de Introducción a la Filología Clásica. Poggio, célebre calígrafo y erudito, combatió la agitación y los desvelos del siglo recorriendo recónditos monasterios de Italia, Alemania e Inglaterra en busca de manuscritos olvidados de autores clásicos y salvándolos de una más que segura desaparición. De hecho, y para que se hagan una idea, el manuscrito de Lucrecio hallado por Poggio, se remonta al siglo IX y, hasta que Poggio encargó un par de copias manuscritas del mismo y el texto se envió posteriormente a la imprenta, fue, con toda probabilidad, un unicum, es decir, la única copia existente; con lo que ello supone en un tiempo en que biblioteca significaba muchas veces montón de libros, no necesariamente a salvo de incendios, humedades, polillas, ratas ni, ¡ay!, monjes deseosos de material pagano que borrar para poder copiar sobre el escaso pergamino textos cristianos -los famosos palimpsestos-. De hecho, el primer tercio de El giro, debería ser lectura obligatoria en todas las facultades de Filología -no necesariamente clásica- que en el mundo han sido, de suerte que los a veces cándidos estudiantes entiendan las vicisitudes, accidentes y casualidades que han salvado para nosotros textos que ahora leemos cómodamente en ediciones de bolsillo o formato digital.
Igual de apasionante y reveladora resulta la lectura del último tercio, en que Greenblatt profundiza en el contenido de De rerum natura y analiza su relevancia en ese movimiento cultural tan trascendente como es el Renacimiento, que supuso no solo la vuelta a los modelos clásicos -¡ay! illa tempora...- sino la secularización de la vida y del saber, tan necesaria para el desarrollo de la ciencia moderna, construida sobre las cenizas de los Hus, Bruno y tantos otros.
Si además todo ello viene envuelto en la prosa elegante y personal de Greenblatt, una no puede sino aplaudir y entender que El giro recibiera el National Book Award de 2011 y el Pulitzer de 2012. Lean, lean.


No hay comentarios: