lunes, 14 de abril de 2014

TREN A PAKISTÁN (KHUSHWANT SINGH)



Casi al final de Tren a Pakistán, razona Iqbal, inerte intelectual, que contra el Mal y el Caos no suele resultar efectivo un manguerazo de moralidad ni el anónimo sacrificio individual y resulta, en cambio, más útil unirse a la confusión y asegurar la supervivencia. Como refutación de tal asunción, sensata, cínica o cobarde, júzguenlo Vds., funciona el magnífico acto final del otro héroe de esta historia, el ladrón pendenciero Jugga. Y hasta aquí puedo leer... No voy a estropearles el final de esta estupenda novela del recientemente fallecido Khuswant Singh, ambientada en 1947 en una aldea fronteriza del Punjab, justo después de que la pérfida Albión renunciara a su “joya de la corona” y de que la rapiña y condescendencia de los amos ingleses diera paso a la intolerancia religiosa, cuando el Indostán se separó en el Pakistán musulmán, de un lado, y la proteica India, de otro. Sí señalaré, no obstante, que esta historia es una muestra más de que el final de un mal no supone necesariamente un bien y subrayaré, asimismo, que es un perfecto ejemplo de novela bien trabada, con personajes auténticos y bien definidos, magníficas descripciones ambientales, una trama bien armada, emoción y, pese a la ignorancia, brutalidad y violencia recreadas -no en vano, hay lugar en ella para el asesinato y un par de trenes de la muerte-, ironía y humor a raudales. La madre patria obligaba. ¿O no? En cualquier caso, Vds. lean.


1 comentario:

Ana Blasfuemia dijo...

Parece un libro muy completo, trama, personajes, dureza y humor. No lo conocía y me llevo apuntado.

Gracias y un saludo