Pocos géneros hay tan firmemente prefijados como la novela negra, donde una espera encontrar siempre su detective de hábitos poco saludables y prácticas autodestructivas, de vuelta de todo, su femme fatale y un caso en apariencia intranscendente cuyas implicaciones no acertó a calcular en un primer momento el un tanto cínico protagonista. La máscara del mono de Dorothy Porter no es una excepción, por más que su protagonista no sea un avejentado expolicía fondón dado al bourbon, sino Jill, una treintañera lesbiana que investiga eventuales fraudes para una compañía de seguros y complementa sus ingresos como detective freelance.
Y, sin embargo, la obra de Porter sorprende por su originalidad. Para empezar, por la intensidad del elemento erótico, que prácticamente relega la previsible trama detectivesca a mero macguffin. Para seguir, porque, pese a su innegable carácter narrativo, ¡está escrita en verso! Sus capítulos son breves y potentes poemas con entidad propia pero se leen como la más absorbente de las prosas. De hecho, como advierte uno de los paratextos de la edición de La otra orilla y el propio traductor, Enrique de Hériz, en su inteligente y generoso prólogo, cuesta no leerla de un tirón.
Así que háganme caso, no se dejen amilanar por el formato y lean. Lean la magnífica La máscara del mono de Dorothy Porter.
1 comentario:
No sé si te la recomendé en su día, pero el caso es que la disfruté también muchísimo:
http://krmpotic.blogspot.com.es/2011/07/la-mascara-del-mono-de-dorothy-porter.html
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