miércoles, 6 de octubre de 2010

Y POR FIN… EL RÍO DE LA VIDA (NORMAN MACLEAN)

“Todo aquel que trabaja experimenta momentos de belleza invisibles para el resto del mundo”

El río de la vida y otros relatos

Norman MacLean

Definitivamente, me estoy perdiendo la rentrée otoñal; una de las más prometedoras y tupidas que se recuerdan, para más inri. Me queda el consuelo, eso sí, de que frente a lo caduco de las hojas de esta época del año, las novedades de los Vonnegut, Auchincloss y Baley, entre otros, vienen para quedarse y esperar a que los estresados que en el mundo estamos tengamos a bien iniciar su lectura.

Esta mañana, eso sí, he dado un buen paso adelante al terminar de una vez El río de la vida de Norman MacLean, mientras un trío de apuradas adolescentes afrontaban con diferente suerte su primer examen de latín del curso. Poco más voy a añadir aquí a lo dicho en mi último post; tan sólo que los dos relatos que completan el volumen, Leñadores, proxenetas y «Tu camarada, Jim» y Servicio forestal de Estados Unidos son quizá mejores que su nouvelle epónima. Son más secos y duros, es cierto, pero precisamente por ello escapan al exceso epifánico y de lirismo que se insinúa a cada revuelta del río y resultan, en consecuencia, más naturales. Sea como fuere, lo cierto es que esta tríada de historias firmadas por Norman Maclean merecen la pena y son más que dignos epígonos de una tradición iniciada tiempo ha por el faro de Sherwood Anderson. Para muestra, otro botón:

“No tenía aún la menor idea de que, a veces, la vida se vuelve Literatura, no por mucho tiempo, desde luego, pero sí lo suficiente para ser lo que mejor recordamos y con la suficiente frecuencia como para que lo que al final entendemos por vida sean esos momentos en que, en vez de ir de lado, hacia atrás, hacia delante o a ninguna parte, la vida forma una línea recta, tensa e inimitable, con una complicación, un clímax y –si hay suerte- una purgación, como si la vida fuera algo que se inventa, no que acontece.

(ibidem)

Que Vds. las disfruten.

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